sábado, 31 de enero de 2009

Toc, toc, toc..


Ayer llamaron a la puerta.
Y cuando abrí...

Digamos que el pecado al que llamaba con la creación de este espacio de ideas, llegó.
La verdad, hubiera preferido... a la soberbia, por ejemplo.

Pero no.
La ira se instaló en los huecos libres de mi organismo y se quedó conmigo.
Incluso pretendió soñar conmigo.

Digamos que la dejé meterse en mi cama.

Y como intuía que iba a pasar...
...y como pasa muchas veces cuando dormimos
con alguien que no debemos, cuando he abierto los ojos ya no estaba.

Y menos mal...

viernes, 30 de enero de 2009




Puede ser que yo no escriba hoy aquí.
Y lo hagan mis ganas de romper paredes con mis puños hasta que mis huesos se quiebren.

Muchas veces nos preguntamos por qué juegan con nosotros.
Tiran el dado y ¡oh vaya! te tocó.

La decepción no es sólo un sentimiento.
Lo que pueden llegar a hacer 9 letras.

"A veces pueden más las ganas que el dolor."

Toma ahí.

En el clavo.

Si te soy sincera, tanto no me duele.
Es lo que tiene.

Como si te pasas tres horas agitando una lata de coca-cola y la abres de la misma.

Pues con esto lo mismo.

Yo me niego a ser lata, y menos coca-cola.


Si acaso la chapa que hace que tú te pongas perdido.

miércoles, 28 de enero de 2009

Presente pasado



Todos formamos parte de un sistema de clavijas y ranuras.
Todos (y de esto no se libra ninguno) vamos entrando y saliendo
de cada hueco libre que encontramos.
Todos, se diga lo que se diga, encajamos en al menos una ranura.

La cosa es querer.

Cualquier tiempo pasado fue mejor. Que dijo aquél.
No es una frase intemporal, por mucho que quiera parecerlo.

Hay personas pasadas que llegan en momento presente.
Personas insoportables a las que tú, por ésa razón, soportas.
Clavijas que encajas. A la fuerza. Porque SÍ.

En este caso yo tengo el poder, la magia de quitarle al cordero la piel de lobo.
Y no al revés.

Mi magia consiste en hacer que cada clavija de mi vida encaje, malquebien, con su ranura.
Aunque me cueste.
Aunque líe cables hasta crear nudos casi imposibles de desenredar.

Armarse de peine y hacer que la electricidad fluya hasta encender todas las bombillas del tendido a donde nos quedamos mirando una vez desenlazadas las ideas.

Pero no se encienden.
Y ahí queda el camino.

Con personas pasadas en momento presente. Y viceversa.
Con personas subjetivas y subjuntivas.

A oscuras.

Pero para eso tengo yo clavijas.
Y MIL ranuras que ocupar.

http://es.youtube.com/watch?v=-GgvZK_RwD4

lunes, 26 de enero de 2009

Plenitud cromática



Últimamente escribo sobre cosas súper trascendentales.

Y no nos vayamos a engañar, éso sólo se hace cuando no se sabe qué escribir.
Cuando la inspiración coge su maleta y se va.

Buon voyage.

Te pones a desperdigar garabatos en un papel milimetrado y a esbozar frases como :

"No sé de dónde vengo...
...ni tampoco a dónde voy."

Vamos, cual profesor de filosofía a-co-jo-na-do en su primera (y más difícil) clase.

En este caso no es la primera.
Ni mucho menos.

Me atrevería a decir que me he dado tantas autoclases como días tiene el año.
1, 2, 3, 4... y así, tipi-tapa, hasta 365.
Y vuelta a empezar.

Destrozando tizas y uniendo folios que, seguramente, explotarían si las palabras ocuparan espacio tridimensional.

Soy quien me entiende y, al mismo tiempo, quien no lo hace.

Y tengo una cajita LLENA de tizas de colores.

domingo, 25 de enero de 2009

¿Y dónde quedo yo?


Presumiblemente, hay dos opciones.

La primera: quedarme quieta, casi como hasta ahora...
La segunda: retorcerme hasta poner todo patas arriba.

Bien.
Retorcerme nunca me gustó demasiado. Pero pegarle un puñetazo brutal a los problemas que ahora mismo me rondan y no-me-dejan-respirar... suena bastante bien.

Hasta cierto punto.

Conozco ciertas personas retorcidas, y propensas a ello. Y... qué decir.
Han acabado dejándole la cara como un cromo a quien menos se lo merecía.

Personalmente, paso de que mi puño se desmadre y acabe rompiendo mucho más que muros que me molestan y paredes que no deberían plantarse frente a una.

Supongo que quedo ahí.
Entre una postura y otra.

Entre las mil bolitas que forman ese chicle gigante que rueda y rueda acaparando muchas más.
Entre la verde y la azul.
Entre la rosa y la amarilla...
...entre todas.

Quien me conozca sabe de sobra una cosa.


Nunca sabré decantarme entre opciones completamente opuestas.