lunes, 6 de diciembre de 2010



...tengo tus postales encima de la mesa.
En el mismo sobre en el que me las trajiste.

Hace un tiempo me habría planteado colocarlas en mi pared.
Pero ahora no tendría ningún sentido.

Me conozco y sé que las voy a guardar.
Ahí, donde están.
Como si de una barrera arquitectónica más se trataran.

No me sirve que me mires de reojo ahora y que no supieras hacerlo
directamente en su día.

Me gusta pensar que todavía te engañas y piensas que lo hiciste todo bien.
Me gusta pensar que aunque lo intentes, sabes que no fue así.

Sigo temblando cuando te intuyo cerca. Y grabo cada uno de los momentos.

¿Sabes?

Me gusta pensar que sabes lo que te perdiste.
Y odio sentir que, sabiendo lo poco que perdí yo...
...todavía me duele.



lunes, 26 de abril de 2010


Y ella se resistía. Y se seguía resistiendo.
Y un día se dio cuenta de que todo lo que hacía, absolutamente todo, era seguir sus pasos.

Le buscaba en el verde del parque, en el azufre del asfalto...
En el agua de los días grises y en las noches que se le antojaban borrosas.

Y siempre le encontraba.

Y se quedaba allí, al otro lado de la acera, con el pelo de su flequillo haciéndole cosquillas.
Con la sensación de no haber acabado. Con las ganas de cruzar.

Pero la intensidad de las ganas de cruzar era la misma que le impedía hacerlo. Que le paraba los pies justo en el momento de arrancarse a andar. La misma que le llenaba de rabia.

Y desgraciadamente, la misma con la que hacía una cosa más.

sábado, 10 de abril de 2010


...todo en absoluto.

Sabiendo que no existe, ni existirá un termino medio, ¿por qué debería fingir que estoy en él? ¿Que estamos en él?

¿Sabes? Estos días me han enseñado que el silencio es mucho más inteligente que tú y que yo. (que no nosotros)

Y que la distancia es mucho más sana que el atropello y las palabras porque sí.
Y que aunque te me atraviesas como un clavo en la madera, no me hace falta que vuelvas.

lunes, 8 de febrero de 2010


Me brillan los ojos.
Y no es gracias a mí.
Ni a nada bueno.

Se me parten los labios, y las tardes.
Los dedos se me cuartean, nerviosos de furia.

Es el riesgo el que corre detrás de mí, y el que, lejos de balancearse, se rompe en mil razones.

Es tarde para volver a no ser consciente.
Es tarde para todo, menos para dejar de hacerlo.

Igual que acabo de bloquearme, me bloqueé cuando vi las luces.
Igual que cuando pierdes el ritmo.
Como cuando no llegas a coger todo el aire que quisieras.

It's alright, it's alright, it's alright.

sábado, 23 de enero de 2010


A veces me planto aquí delante sólo para obligarme a sacar todo eso que no saco cuando no estoy sola.

Hoy me he mordido otra uña más de mi mano izquierda... ya sólo quedan dos intactas.
Sus vecinas de la derecha están todas perfectas. Como si quisieran escaparse de que mis dientes y mi estrés las destrocen. Lo consiguen. Lo consigo yo.

A decir verdad, sé cuándo fue. Y sé que queda poco para que sea otra vez.

A veces me digo: "Chica, qué tonta ¿no? pensar que podía sacar todas esas preguntas sin respuesta que hay en mí y darle a cada una de ellas la rima perfecta. La nota que falta."

Mi colmillo izquierdo acaricia la uña del dedo anular de mi mano diestra. Nooo, no, no. Aléjate.

No es que quiera que vuelva un jueves.
Supongo que en el fondo sí, pero en la superficie sé positivamente que no hay forma.

Que hay formas y formas, pero que ésa, no existe.
Ahora que tus pupilas recorren éstas líneas sin entender nada de nada, entenderás.

Y entenderás que no me acostumbro.

Que siempre te acuerdas de encender el interruptor cuando entras a la habitación, pero no siempre te acuerdas de apagarlo.
Que no, por mucho que la repitas millones de veces, una mentira siempre será una mentira.

...era por mí.