domingo, 19 de junio de 2011

Vuelve.
No, no te estoy pidiendo nada.
Vuelve la sensación.
Suman casi noventa ya. Como mis razones.

Las cosquillas en la garganta siguen convirtiéndose en agua para mis ojos.
Te confesaría que no ha cambiado nada desde aquél martes, pero sí lo ha hecho.
Han menguado la confianza, el orgullo y la sonrisa.
Han caído mis muros y mis barreras.

¿Lo peor? Que sabes. Conoces. Y recoges el rastro, y lo utilizas.
Y te da igual dejarlo todo perdido a tu paso.
Porque es otro independiente del mío.

Y mientras mis piedras no caigan sobre tu senda cuando pase cerca, todo bien.
Ahora, tú siempre podrás hacer uso de esa sonrisa ebria que te hace invadir la mía.

Sólo espero que el día que algún tren arrolle tu armadura, yo esté ahí, observando desde la distancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario